
Negocios y Empresas
22 oct 2025
Sabías que Amazon revolucionó el comercio electrónico | Las Provincias
¿Sabes cuántas contraseñas tienes guardadas y qué pasa cuando una gran nube como AWS falla? Descubre cómo la caída de Amazon Web Services paralizó apps, bancos y comercios, y por qué dependemos tanto de la nube sin darnos cuenta. ¡Entérate de la historia detrás del caos digital!

¿Alguna vez te has preguntado cuántas contraseñas tienes guardadas, olvidadas o incluso duplicadas? Cada vez que una app se actualiza, lo habitual es que el sistema te pida la contraseña para reiniciarla, y ahí empieza la odisea de recordar cuál era. Eso pensaba yo hasta que recibí una llamada: “¿Hemos cambiado la contraseña de Canva?” Pero el problema no era una simple actualización. Era algo mucho más profundo, una historia que la mayoría desconoce.
Hablemos de Amazon, pero no del gigante que todos conocemos, sino de sus orígenes. ¿Te suena ‘Cadabra’? Probablemente no. Así se llamaba el primer proyecto de Jeff Bezos, una pequeña tienda online de libros cuyo nombre evocaba magia, hasta que alguien lo confundió con “cadáver” y la magia se esfumó. Por suerte, Bezos cambió el nombre y, de paso, el rumbo de la economía global.
Amazon ya no es solo una tienda. Vende de todo, pero su verdadero negocio es invisible: Amazon Web Services (AWS). ¿Qué es AWS? Es la nube donde vive medio internet. Cuando esa nube falla, el mundo digital se tambalea. Esta semana lo vivimos en carne propia: AWS se cayó y, con ella, Canva, Duolingo, Fortnite, Prime Video… De repente, nadie podía diseñar, aprender idiomas, jugar ni ver series. Un caos digital.
Pero lo más grave vino después: la caída afectó al sistema financiero. Sin datáfonos, sin transferencias, sin Bizum. Los bares y comercios volvieron al siglo pasado, con sus terminales de pago convertidos en pisapapeles. ¿El motivo? La dependencia total de la infraestructura de pagos alojada en AWS.
Amazon no solo vende productos, vende invisibilidad. Nadie ve la nube, pero todos vivimos en ella. Empresas, bancos, gobiernos… todos confían parte de su “cerebro digital” a esos servidores. Y cuando fallan, nos devuelven de golpe a la prehistoria tecnológica.
En resumen: Amazon empezó vendiendo libros y ahora es dueño de la estantería, la biblioteca y hasta del wifi del bibliotecario. Cuando ese gigante estornuda, el mundo entero se queda sin conexión… y sin café en la terraza.






