Gatos pasean por el estanque seco de un Patio de los Arrayanes desierto. La vegetación se apodera de la Puerta del Vino. Máquinas derriban el Palacio de Carlos V y la torre de la Catedral. La basílica de las Angustias y la torre del Parque de las Ciencias yacen sumergidas entre peces y algas. La Gran Vía, devastada por un cataclismo inexplicable.

No hay motivo de alarma: todo es fruto de la imaginación de Fran Olmedo, creador digital y responsable del perfil de Instagram ‘Fotos con Android’. Con inteligencia artificial, Olmedo reinventa Granada, llevándola al borde del apocalipsis o devolviéndola a épocas nostálgicas: cuando los tranvías giraban en Puerta Real, las mañanas bullían ante el Gran Hotel Victoria, el Darro corría libre y los niños jugaban en sus orillas. Incluso ha dado vida a antiguas acuarelas: los aguadores del Albaicín vuelven a bajar las cuestas, como si el tiempo no hubiera pasado.

Todo esto es posible gracias a la IA. “Empecé casi por casualidad”, cuenta Olmedo. “Me encanta mi ciudad y sigo cuentas como Granada Clásica. Probé con IA y gustó”. El vídeo generativo transforma imágenes estáticas en escenas que respiran, añadiendo emoción y una nueva conexión con el pasado. Sus publicaciones abren una ventana para explorar el patrimonio de Granada con lenguajes innovadores.

La democratización tecnológica ha allanado el camino: cualquiera puede crear imágenes si sabe manejar estas herramientas. Olmedo utiliza Nano Banana, la IA de Google que permite editar imágenes, añadiendo elementos como agua inundando la calle Oficios o fuego devorando el edificio del Santander, y luego anima la escena con modelos como Veo 3 o Grok, que generan vídeos cortos a partir de descripciones de texto.

“La IA tiene sus límites: se inventa lo que no ve”, reconoce Olmedo. Por eso elige escenarios neutros y fácilmente reconocibles. También recurre al time-lapse, un efecto familiar que aporta credibilidad a sus vídeos.

El mayor reto no es la tecnología, sino el acceso a imágenes originales. “Encontrar material y gestionar derechos es lo más complicado. Si los archivos públicos facilitaran el acceso, sería una gran oportunidad para divulgar nuestra historia”.

Su trabajo invita a la reflexión, como cuando muestra una Alhambra inaccesible por la multitud de turistas. “Algunos se asustan con los escenarios distópicos”, comenta entre risas. “Para mí es experimentación: imágenes que impacten y hagan pensar”.

La nostalgia también está presente. Los comentarios se llenan de recuerdos: Ronald McDonald en Recogidas, el botellón de la Fiesta de la Primavera, el cine de verano del Zaidín. Incluso los más jóvenes se reconocen en el pasado reciente de la ciudad.

Olmedo lo tiene claro: “Pronto será difícil distinguir una imagen real de una generada por IA. Es bueno que el ojo humano se entrene”.

La historia del cine ya nos enseñó: el público dejó de asustarse cuando un tren se acercaba a la pantalla. La innovación visual siempre acaba integrándose. Pero Olmedo advierte: “La tecnología debe usarse con responsabilidad. Podemos imaginar futuros alternativos, pero no distorsionar nuestro pasado”.

Granada, mientras tanto, sigue siendo un plató infinito: una ciudad que, tras pasar por la IA, oscila entre la memoria y la imaginación.